Archivos para junio, 2013

Por Mauricio Romero

La satisfacción fue general: ¡dos mexicanos juntos en un cartel en Las Ventas de Madrid! A la sincera ilusión de los aficionados acompañaron diversas voces que –no tan bajita la mano– empezaron a señalar la falta de bondad y reciprocidad en México, lo malagradecidos que son en el DF porque sencillamente sería ilegal acartelar a dos extranjeros con un nacional. Con un gesto madrileño bastó para que se olvidara la forma en la que se trató a los toreros americanos en las últimas décadas.

Particularmente fue la siempre justa empresa de la Plaza México de las primeras en reconocer a Taurodelta por romper el dique nacionalista y honrar la libre empresa. Y para suerte de las cabezas del coso de Insurgentes, no son pocos los que honestamente están de acuerdo en reabrir el debate que lleve a reformar la Ley de Espectáculos Públicos. Toda discusión en pro del beneficio del espectáculo está bien, entonces: ¿cuál es el peligro?

La empresa de Rafael Herrerías y Miguel Alemán siempre ha buscado la abrogación de toda legislación en materia taurina. Si por ellos fuera, sólo existiría un artículo único: “la gestión, regulación, y todo lo que tenga que ver con la práctica taurina en la ciudad, estará condicionada a lo que la empresa de La México desee y mande…”, o algo así.

Por supuesto que los empresarios de la plaza más grande del mundo quieren eliminar la obligatoriedad de contratar más toreros mexicanos, aunque cobren mucho menos que los europeos. Pero esa no es la única piedrita de la que quieren deshacerse. La segunda –yo diría primera– coincidentemente también es una obligación: la de dar 12 novilladas como mínimo para vender el derecho de apartado.

Cualquier sombrerazo, cualquier alboroto, y más si éste de casualidad llega a la Asamblea Legislativa, será usado por los expertos en reformar la ley a su favor para eliminar esa fastidiosa labor de simular una campaña de proyección juvenil que es la Temporara Chica.

Duda, mijo, duda sobre todo de los que han demostrado una y mil veces que su buena voluntad no es tal, diría la abuela. En el caso que nos ocupa, la empresa puja por un lado contratar libremente cuantos extranjeros quiera y por otro deshacerse de las novilladas. ¿Cuántos toreros españoles –buenos, malos, veteranos, acabados, inventados– contrató la empresa de Madrid hasta acartelar a dos firmes espadas mexicanos en el mismo festejo? ¿Qué importancia tienen en cada país las novilladas de La México y Las Ventas?, ¿se puede decir que la misma?

Es un gusto ver a dos toreros mexicanos partiendo plaza merecidamente en Madrid, ocupando un lugar que con sangre y talento se han ganado. Pero, como siempre, habrá quien busque sacar un lejano y peligroso provecho de ello.

mauromero@comunidad.unam.mx